Todos conocemos el cuento de la cigarra y la hormiga: la primera disfruta del buen tiempo mientras la hormiga se prepara para las inclemencias del invierno. Cuando “el invierno energético” llegó a la Unió Europea en forma de crisis de precios, algunos países “hormigas” con mix energéticos diversificados se dotaron de mecanismos (e.g. tope al precio del gas) que permitían proteger a sus ciudadanos y empresas, mientras que otros, las “cigarras”, dependieron de la solidaridad y la acción conjunta europea para asegurar la seguridad del suministro tras años de disfrutar despreocupadamente del “buen tiempo” o gas de Putin. ¿Se pondrán de acuerdo hormigas y cigarras para reformar un mercado eléctrico que las circunstancias han dejado en evidencia?
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en septiembre de 2022 una reforma profunda e integral del mercado eléctrico durante el debate del estado de la Unión. Se recuperaba así una línea de acción que “las hormigas” habían reclamado a Bruselas desde hacía tiempo. Después de un procedimiento de consulta amplia, al que pudimos contribuir con nuestros pequeños granitos de arena, la Comisión presentó el 14 de marzo de 2023 su propuesta de reforma. Desgraciadamente, de la lectura detallada de la propuesta se extrae que no presenta cambios que sean estructurales y disruptivos. Y en cuanto a la hormiga, esta reforma en muchos puntos solo indica con términos abstractos que se podrá hacer aquello que aquí ya se encuentra en el BOE.
El objetivo principal de la propuesta de la Comisión Europea de reforma del mercado eléctrico es la protección de los consumidores de la volatilidad de los precios y avanzar en la descarbonización del sector. Uno de los aspectos a destacar es la promoción de los contratos de compraventa de energía o Power Purchase Agreement (PPA). La Comisión propone que los Estados miembros proporcionen sistemas de garantía pública a través de ayudas estatales para incentivar los PPAs. Esta propuesta recuerda mucho a la medida de garantías de Estado para los consumidores electrointensivos que ya tenemos en el BOE desde febrero de 2022.
Otro de los instrumentos que recoge la propuesta son los contratos por diferencias o Contracts for difference (CfD). Este tipo de contratos quedan destinados a las inversiones que necesiten financiación pública, pero no se reservan únicamente para las energías renovables, ya que se incluye la posibilidad de realizar este contrato a la energía nuclear. Podríamos decir que Francia, la hormiga atómica, se ha apuntado un punto ya con esta propuesta inicial. De nuevo, esta medida recuerda al sistema de subastas para la concesión del Régimen Económico de Energías Renovables (REER), que en España se diseñó en 2020, y de las que ya se han celebrado cuatro desde enero de 2021.
¿Entonces esta propuesta de reforma no aporta nada? Sí y no. El redactado de la propuesta poco aporta a los países hormiga como España y Portugal, pero el hecho de que esté en la agenda política europea de más alto nivel ya es un avance importante. Además, este año corresponde a España la presidencia del Consejo de la UE, el representante de la soberanía de los Estados miembros, y que como tal es clave en el procedimiento (o bloqueo) de negociación de las directivas, el ente conocido como troika (Comisión, Consejo y Parlamento europeos). Hormigas y cigarras, antiguos PIGS y renovados frugales, pro y antinucleares, enemigos y no tan enemigos de Putin, muchos intereses nacionales y comunes, determinarán que la propuesta de no-reforma de la Comisión (aunque como demuestra el caso de España gran parte de su contenido ya es implementable bajo el marco normativo europeo actual) se convierta (o no) en una auténtica reforma del diseño del mercado eléctrico.
La propuesta de reforma también desarrolla el derecho a compartir energía como una forma de incentivar la generación distribuida y el autoconsumo. Este derecho facilitaría poder compartir energía entre diferentes viviendas y bloques de apartamentos, siempre que no superen una capacidad instalada de 10,8 kW y 50 kW, respectivamente. El demonio, y también las nuevas posibilidades de negocio y transformación, están en los detalles. Superponer este nuevo concepto a las posibilidades de autoconsumo colectivo en proximidad es un ejercicio interesante. Estaremos además muy atentos al desarrollo en las versiones que salgan del Consejo Europeo de estos redactados de la propuesta de salida de la Comisión.
La propuesta de reforma del mercado eléctrico es un paso en la dirección correcta, pero no es suficiente para suponer una apuesta decidida hacia un modelo energético más renovable, más descentralizado y ciudadano. El precio estratosférico de hoy que ponía en riesgo la economía puede ser tan bajo mañana que comprometa la necesaria inversión en los proyectos de generación renovable que necesitamos para alcanzar los objetivos climáticos. El mercado actual fue diseñado pensando en la OPEX determinante del coste de la energía generada con combustibles fósiles, que eran las energías propias del siglo XX. No sirve para garantizar la necesaria inversión en fondos de energía renovable, donde el determinante es el CAPEX, ni para capturar el beneficio de las renovables, energía que tiende a coste marginal cero, es decir, casi gratuito a muy largo plazo. Que la promesa de energía limpia y barata de las renovables se convierta en realidad dependerá mucho de la valentía política de todos los estados miembros, sin distinciones ni necesidad de etiquetas. Solo así podremos terminar la historia con final feliz.
Alberto Barriga, abogado de Schlaich Dauss SLP yJorge Andrey, socio de Schlaich Dauss SLP.