Con 25 años de trayectoria, la cooperativa Aiguasol se ha consolidado como un actor clave en la transición energética en nuestro país. Comprometidos desde sus inicios con un modelo energético sostenible, colectivo y justo, han demostrado su capacidad de adaptación ante los constantes cambios económicos, normativos y tecnológicos. En esta entrevista, conversamos con el equipo de Aiguasol sobre su evolución, los retos actuales del sector energético, el impulso de las comunidades energéticas, el impacto de la digitalización y el papel fundamental que juega el cooperativismo para avanzar hacia un futuro energético más democrático y sostenible.
El año pasado Aiguasol cumplió 25 años. ¿Cómo ha evolucionado la cooperativa desde sus inicios hasta hoy?
Con el paso del tiempo, la madurez vital de los socios fundadores, junto con la de los socios que han contribuido a su crecimiento, ha evolucionado tanto en el ámbito humano como en el productivo. Nos hemos adaptado a situaciones cambiantes en la economía, pero también a nuevas tendencias y directivas de sostenibilidad que se han ido imponiendo con el tiempo. La adaptabilidad al cambio, tanto externo como interno, sigue siendo un reto para nosotros.
¿Qué significado tiene para vosotros ser una cooperativa en un sector tan competitivo como el de la energía?
Más relevante que la competitividad del sector es para nosotros hacer lo que nos gusta desde la vertiente técnica y poder tener una incidencia real en una organización de trabajo que se rige por una ética y unas ideas compartidas. Este es el principal valor que nos ofrecemos respecto a otros modelos. Como contrapartida, esta misma organización ética y respetuosa con nuestros principios puede no estar alineada con la agresividad del mercado laboral.
¿Podéis compartir algún proyecto o hito que os haya marcado especialmente en estos 25 años?
Más que proyectos, que hay muchos y todos con su particularidad, ha habido momentos de decisiones difíciles. La crisis económica que paralizó el sector de la construcción nos afectó especialmente, reduciendo nuestro volumen de trabajo, y también hemos tenido que renunciar a clientes por cuestiones éticas, lo que ha supuesto un impacto en la economía de la empresa. Como grupo humano, el hecho de sobreponernos a situaciones como estas es algo muy destacable.
En el actual contexto de emergencia climática, la descarbonización y la eficiencia energética son esenciales. ¿Qué retos estáis ayudando a resolver actualmente?
Contribuimos a la descarbonización y a mejorar la eficiencia energética en diversos sectores, abordando retos como la electrificación de la demanda y los procesos industriales, especialmente en la construcción. Promovemos la rehabilitación, la circularidad y la integración de generación renovable durante todo el ciclo de vida. Con más de 25 años de experiencia, apostamos por nuevas tecnologías, redes de calor y frío, comunidades energéticas y almacenamiento de hidrógeno. Colaboramos con empresas y administraciones para impulsar soluciones sostenibles.
La energía fotovoltaica está en plena expansión. ¿Qué potencial tiene Cataluña para crecer en este ámbito y qué factores lo condicionan?
La energía fotovoltaica es una fuente de energía con un gran potencial de despliegue gracias a su disponibilidad, costes competitivos y bajos costos de mantenimiento. Según la Prospectiva Energética de Cataluña (PROENCAT), se prevé que cubra un alto porcentaje de la producción eléctrica. Sin embargo, es necesario abordar riesgos como la reducción de requisitos burocráticos y la caída de precios en las horas solares. El almacenamiento será clave para garantizar la estabilidad de la red y cubrir la demanda al final del día cuando la producción disminuye.
¿Cuáles son las principales barreras que encuentran vuestros clientes para poner en marcha proyectos de renovables?
En Aiguasol trabajamos con la industria, administraciones públicas y comunidades energéticas. Las barreras varían según la entidad, pero los problemas comunes son el acceso a la financiación, las dificultades administrativas para subvenciones y autoconsumo, y las limitaciones de la red de distribución. También hay sobrecostes por incorporar sistemas de almacenamiento eléctrico y un desequilibrio territorial en la disponibilidad de espacios para la instalación de sistemas de generación renovable.
Hace pocos días, el director general de Energía, Josep Maria Serena, dijo en el CEEC Business Lunch que si no hay cambios, Cataluña estará "muy lejos" de alcanzar el objetivo de 12.000 MW renovables en 2030. Desde vuestro punto de vista, ¿qué se debería hacer para revertir esta situación?
Es necesario reducir y simplificar la carga administrativa a través de la unificación de trámites y la reducción de los tiempos de respuesta de la administración; intensificar el marco de ayudas y cofinanciación pública, especialmente en proyectos con almacenamiento, y potenciar figuras como las Comunidades Energéticas que puedan habilitar modelos de financiación híbridos público-privados; e invertir en la mejora de la red de distribución.
¿Qué impacto tendrá el PLATER en el territorio?
El despliegue del PLATER permitirá dinamizar la economía del territorio, fomentando la instalación de sistemas de generación renovable en toda Cataluña y la empleabilidad de perfiles profesionales vinculados a la ingeniería y la instalación de sistemas de generación renovable. También permitirá involucrar a actores económicos relevantes del territorio en proyectos de generación renovable, como las cooperativas agrarias o la pequeña y mediana empresa, que pueden participar en proyectos de generación renovable compartida.
¿Cómo valoráis el estado actual de las comunidades energéticas en Cataluña?
En Cataluña, hay un auge de iniciativas ciudadanas para la transición energética, especialmente las comunidades energéticas. Existen cientos de proyectos en diversas fases de implementación, con un gran potencial de generación renovable. Estos proyectos ayudan a difundir el conocimiento sobre el modelo energético y empoderan a la ciudadanía. Es un momento interesante, con muchas oficinas de apoyo que proporcionan materiales formativos, cohesionan modelos de gestión y despliegan sistemas de generación renovable colectiva.
Hace unas semanas participasteis en una sesión para poner en marcha una comunidad energética en La Sagrera.
En Barcelona hemos acompañado a varios grupos motores de comunidades energéticas y celebramos esta iniciativa por parte de la ciudadanía. A través de asociaciones vecinales y estructuras de apoyo mutuo, se están impulsando proyectos de generación renovable distribuida que se centran en las necesidades de los vecinos y que tienen la firme voluntad de reducir el impacto ambiental de nuestro modelo energético, poniendo los derechos energéticos en el centro.
¿Cuáles son los principales retos para el desarrollo de las comunidades energéticas en las grandes ciudades?
La elevada densidad de población y los edificios de vivienda plurifamiliar limitan la superficie disponible para instalar sistemas de generación renovable compartida. Es necesario llegar a acuerdos con las administraciones locales para utilizar cubiertas de sus equipamientos y aumentar la potencia instalada. Además, hay que tener en cuenta que los necesarios límites de emisiones que excluyen la biomasa para demandas térmicas favorecen el uso de tecnologías electrificadoras como la bomba de calor, lo que incrementa la demanda de electricidad y hace crítica la ampliación de la generación fotovoltaica en entornos urbanos.
Habéis participado recientemente en la creación del Plan de Trabajo para el desarrollo de Comunidades Energéticas Cooperativas. ¿Qué ventajas plantea este modelo en la puesta en marcha de las comunidades energéticas?
En Aiguasol colaboramos con agentes del sector cooperativo para promover una transición energética justa y colectiva. A través de BATEC, el Polo Cooperativo para la Transición Energética, hemos acompañado a CoopCat y la DGESS en la elaboración de un Plan de Trabajo para el despliegue de Comunidades Energéticas Cooperativas. El modelo cooperativo facilita la creación de proyectos de transición energética, como la reducción del consumo, la electrificación, la generación renovable y la movilidad eléctrica, empoderando a la ciudadanía y promoviendo estructuras que ponen el foco en los derechos energéticos.
La digitalización y las herramientas de gestión energética tienen un papel clave en el éxito de estas iniciativas. Recientemente, habéis desarrollado un software para mejorar la gestión de las comunidades energéticas, ¿verdad?
Sí, hemos desarrollado JoinEnergy, una herramienta de gestión para comunidades energéticas que sirve para diversos actores y fases de los proyectos. A nivel de planificación, optimiza la capacidad de generación renovable y su reparto. En la gestión, facilita cálculos de indicadores y facturas proforma, mejorando el rendimiento de las instalaciones e identificando mejoras. También permite monitorizar el consumo, el ahorro y la reducción de la huella de carbono en tiempo real. La herramienta se ha cocreado con comunidades en fase de operación para garantizar su adaptación a sus necesidades.
Como comentabas, también trabajáis en el ámbito de la edificación y la rehabilitación energética de edificios. ¿Qué retos plantean las nuevas directivas europeas, como la EPBD?
La directiva EPBD promueve la eficiencia energética y la reducción de emisiones de carbono en el sector de la edificación, que representa el 40% de las emisiones en la UE. El reto principal es garantizar que los edificios nuevos sean de energía casi nula (nZEB) y priorizar la rehabilitación sobre la nueva construcción, con estándares que reduzcan las demandas térmicas, utilicen sistemas eficientes y eliminen el uso de combustibles fósiles.
¿Se pueden alcanzar los objetivos que plantea la EPBD en edificios residenciales para 2030?
En el caso de las viviendas, el mercado cuenta con la madurez y la capacidad técnica para cumplir los objetivos en términos de energía primaria y cobertura de fuentes renovables. Para la nueva construcción, alcanzarlos depende principalmente de mantener el objetivo en el centro del proyecto desde el inicio. Sin embargo, el reto principal es el parque edificatorio existente, ya que no se ha definido de dónde saldrán los fondos para estas rehabilitaciones y sigue sin ser una prioridad política. Sin abordar esta realidad, difícilmente se alcanzarán los objetivos.
La digitalización está transformando la gestión energética. ¿Qué tecnologías estáis aplicando para optimizar la eficiencia de los sistemas?
La digitalización está optimizando los sistemas con tecnologías adaptadas a cada instalación, permitiendo la transición a un modelo de gestión inteligente y altamente eficiente. El primer paso es garantizar la sensorización para monitorizar en tiempo real las variables clave. Con estos datos, desarrollamos un Gemelo Digital (Digital Twin) que simula el comportamiento del sistema y permite identificar puntos de mejora en el control, además de implementar estrategias inteligentes de gestión energética. También desarrollamos modelos predictivos basados en redes neuronales con Reinforcement Learning para un control adaptativo y eficiente que optimiza continuamente la operación sin necesidad de ajustes manuales.
El auge de la IA plantea un reto energético para los centros de datos. ¿Cómo estáis contribuyendo a reducir su huella de carbono? ¿Qué lecciones habéis aprendido de los proyectos RENEWIT o Miramón?
La digitalización y la IA han convertido los centros de procesamiento de datos (CPD) en grandes consumidores de energía. La solución óptima para cada CPD depende de factores como el año de construcción, la ubicación o las tecnologías utilizadas. En Aiguasol, logramos reducir la demanda energética del CPD de Miramón entre un 10-15% mejorando la refrigeración de los servidores. También hemos trabajado en soluciones más complejas con RenewIT, incluyendo estrategias de mejora en refrigeración, distribución eléctrica y generación de energía renovable.
La IA, sin embargo, también impactará en la demanda eléctrica de la UE en los próximos años...
El impacto de la IA en la demanda eléctrica de la UE será creciente. Su uso, el machine learning y la expansión de infraestructuras de CPD generarán una gran demanda energética. Se prevé que el consumo de energía de los CPD en la UE se duplique en la próxima década, pasando del 3% al 6-8% del consumo total. Para mitigar este impacto, será clave implementar estrategias de eficiencia energética, optimización de algoritmos de IA y un despliegue acelerado de energías renovables.
Hace unos días celebrábamos el Día Internacional de la Mujer. En Aiguasol lleváis tiempo trabajando para reducir la desigualdad de género dentro de la cooperativa. ¿Qué valoración hacéis hasta ahora?
En Aiguasol creemos que un futuro cooperativo más justo e igualitario implica impulsar el liderazgo femenino, especialmente en un sector como el energético, donde la representación de las mujeres sigue siendo reducida. Algunas de nuestras acciones incluyen la paridad en los procesos de selección, priorizando perfiles femeninos, y el grupo "Dones d’Aigua", un espacio de apoyo e intercambio donde compartimos experiencias para romper barreras e impulsar el liderazgo en un sector masculinizado.
Finalmente, mirando hacia el futuro, ¿qué objetivos os marcáis para los próximos años?
La transición energética es y seguirá siendo uno de los grandes retos de los próximos años. Trabajaremos para impulsar soluciones innovadoras en descarbonización, eficiencia energética y energías renovables. Seguiremos fomentando un modelo descentralizado y digitalizado, reduciendo barreras administrativas y potenciando la financiación sostenible. Esto solo será posible apostando por la innovación tecnológica y la cooperación, que permitirán acelerar el cambio hacia un sistema energético más justo, eficiente y resiliente.