La transición energética no es solo un desafío tecnológico, sino también una oportunidad única para transformar la manera en que trabajamos, innovamos y lideramos. Y en este proceso, la diversidad juega un papel clave: el talento diverso no es una opción, es una necesidad. Sin embargo, los datos muestran que aún queda camino por recorrer para que la presencia femenina en el sector energético refleje su verdadero potencial.

Con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, he querido analizar qué dicen los datos sobre la presencia de mujeres en el sector de la energía. Ya os adelanto que son cifras que invitan a la reflexión.

Según el Global Gender Gap Report del Foro Económico Mundial, la brecha de género en el sector energético sigue siendo significativa. Aunque las mujeres representan el 39 % de la fuerza laboral global, en el sector energético esta cifra cae al 22 %. Y si hablamos de posiciones de liderazgo, el porcentaje es aún menor.

Según un estudio realizado por Ingeniería Sin Fronteras dentro del marco del proyecto europeo Empowering Underrepresented Women in the Energy Sector, en España la brecha es aún mayor: las mujeres representan un 78,4 % menos de la fuerza laboral del sector en comparación con los hombres y sufren una brecha salarial del -14,7 % para puestos similares.

La representación femenina en energías renovables es algo mayor (16,5 % en España y 32 % a nivel global, según la Agencia Internacional de la Energía –IEA–), pero sigue sin ser suficiente. Además, según un informe de la ONU, las mujeres están infrarrepresentadas en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), lo que impacta directamente en su presencia en el sector energético.

Viendo estos datos, la pregunta que me viene a la cabeza es: ¿y si aprovechamos la transición energética para intentar cerrar esta brecha de género?

Como soy de las que piensan que donde hay retos, también hay oportunidades, creo que sí, que la transición energética es la mejor oportunidad para demostrar que la energía del futuro necesita nuevas perspectivas, soluciones innovadoras y una visión más inclusiva. Aprovechemos esta oportunidad para cerrar la brecha de género en el sector de la energía.

Las cifras no son solo un problema de equidad, también lo son de competitividad. Diversos estudios han demostrado que la diversidad en los equipos de trabajo mejora la toma de decisiones, impulsa la innovación y hace que las soluciones sean más eficientes y adaptadas a la realidad social.

Si la transición energética es el mayor cambio de paradigma del siglo XXI, necesitamos los mejores equipos para liderarla. Y estos equipos solo serán los mejores si son diversos.

Son muchos los beneficios que aportan los equipos diversos para afrontar la transición energética. A continuación, os comparto algunos de ellos:

Visión integral y sostenible: La presencia de mujeres profesionales con diferentes experiencias y enfoques impulsa modelos energéticos más resilientes y alineados con la sostenibilidad.
Liderazgo colaborativo: La gestión basada en la cooperación y la escucha activa, asociada al liderazgo femenino, es un elemento clave en un sector que necesita alianzas y consensos globales para avanzar.
Impulso de la digitalización: La presencia de mujeres en campos como la inteligencia artificial y el análisis de datos está creciendo, y estos son pilares fundamentales para la optimización energética y la gestión de redes inteligentes.
Conexión con el impacto social: La transición energética no es solo una cuestión de eficiencia técnica, sino también de impacto en las comunidades. La diversidad de voces en la toma de decisiones permite que las soluciones sean más inclusivas y efectivas. Además, las mujeres están liderando iniciativas que integran la dimensión social en la planificación energética.

Estos son solo algunos ejemplos, pero reflejan un punto clave: cuando la transición energética se construye desde la diversidad, las soluciones son más innovadoras, sostenibles y alineadas con las necesidades reales de la sociedad.

El sector energético está evolucionando, y eso nos da la oportunidad de hacerlo incluyendo todo el talento, cerrando la brecha de género y abrazando la diversidad más rápido de lo que lo han hecho otros sectores.

Todos somos conscientes de que la transición energética es un reto global y urgente. No podemos afrontarlo con solo una parte del talento disponible. No se trata solo de señalar el problema, sino de convertirnos en protagonistas para acelerar este cambio e impulsar soluciones concretas.

A continuación, os dejo algunas propuestas para impulsar el cambio, y os invito a que reflexionéis sobre qué podéis hacer para ser parte de esta transformación:

Fomentemos el interés por la energía desde edades tempranas. Si eres una mujer profesional del sector, te animo a visibilizar tu trabajo. Conviértete en referente.
Configuremos equipos más diversos y con igualdad de género. Los datos demuestran que tenerlos es una ventaja competitiva. Si lideras una empresa, apuesta por políticas de inclusión y por el talento diverso.
Recojamos datos desglosados por género. La información es clave para medir el impacto real de las acciones de igualdad que se están llevando a cabo en el sector. Si formas parte de una institución, ayuda a recopilar, tratar, analizar y divulgar estos datos, e impulsa políticas que aceleren la igualdad real en el sector.
Co-creemos: trabajemos juntos. La transición energética requiere talento diverso, y la cooperación entre empresas, universidades y organismos públicos es clave para atraer a más mujeres al sector.

¿Y vosotros? ¿Os animáis a sumaros a este cambio? Os invito a compartir qué otras propuestas estáis llevando a cabo o creéis que se pueden implementar.

Desde mi punto de vista, es hora de acelerar el cambio y demostrar que la energía del futuro no solo será más verde, sino también más inclusiva, más innovadora y más humana. Y en este camino, todas las voces son clave.

Como decía Mahatma Gandhi: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.