Esta semana hemos tenido oportunidad de leer en diversos medios de comunicación de prensa generalista como después de 2 semanas de confinamiento, donde se ha constatado de forma prolongada una descenso en el nivel de movilidad y tráfico en nuestras principales ciudades Madrid y Barcelona en un 75%, y en cómo éste hecho ha afectado positivamente en la reducción de la contaminación por NO2 (también la acústica) de un 70-80%.
El NO2, un gas generado en las reacciones de combustión a altas temperaturas que se producen principalmente en los vehículos motorizados, que además de la contaminación afecta especialmente al ser humano.
Imágenes Comparativas de concentraciones de NO2 en Enero-Marzo 2020
Ya es visiblemente apreciable en estas ciudades, la ausencia de las conocidas sombreros de contaminación visibles principalmente en los días laborables durante prácticamente todo el año.
Sin lugar a dudas, la situación actual del medio ambiente podemos considerarlo como una de las escasas noticias positivas que nos deja esta terrible situación provocada por la expansión del Covid-19 y que está poniendo a prueba nuestro sistema sanitario, nuestra capacidad de gestión y toma de decisiones, y en breve nuestra economía.
Habrá tiempo para analizar cuando se vuelva gradualmente a la normalidad, si este efecto tiene un impacto positivo en frenar los efectos progresivos del cambio climático que tienen como principales consecuencias el aumento de las temperaturas en todas las épocas del año y la frecuencia cada vez más habituales de inundaciones y olas de calor que también tiene consecuencias directas en la curva de la demanda energética por el elevado uso de los equipos de aire acondicionado, y en el aumento de enfermedades respiratorias, circulatorias y de cáncer de pulmón que disminuyen nuestra calidad de vida.
Como sociedad necesitaremos reflexionar, también en clave energética, si es conveniente acelerar todavía más, las medidas enfocadas a la disminución de vehículos a motor de combustión y su sustitución por vehículos más sostenibles y en la incentivación de la generación de energía alternativa para disminuir la contaminación.
Por este motivo, siendo la prioridad indiscutible la lucha contra la pandemia, actividades que deberían promoverse y recibir incentivos financieros por las administraciones cuando pase todo esto, aquellas directamente relacionadas la reducción de emisiones, como la rehabilitación de edificios, los equipos eficientes o la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos.
Si alguna lección podemos extraer de la actual situación es que la naturaleza no negocia y hay experiencias como la actual imprevisible y no deseada que nos marcan el camino.
Alejandro Valdovinos – Vocal del Clúster de l'Energia Eficient de Catalunya